Este texto constituye un testimonio que, usado en las aulas y otros contextos formativos, puede contribuir a lo que podríamos llamar una reflexividad médica crítica. El autor no escribe desde la autoridad de un médico ni para fortalecer el poder del cuerpo médico. Si bien Rojas puede considerarse un nativo del campo médico por haber participado de sus reglas de juego y estar socializado en sus formas de pensamiento, logra interrogarse sobre estos como un otro, distanciándose un tanto para cuestionar y autocuestionarse respecto a la cultura, las estructuras sociales y prioridades que organizan el campo médico y la institución hospitalaria. Toma así, responsabilidad como testigo de excepción de situaciones injustas que lo afectan como interno de medicina y ponen en riesgo a los usuarios.(Carmen Yon Leau, Investigadora principal del IEP y docente de la PUCP) 4