Como sucede con el dinero o el amor, no hemos forjado una definición que esté a la altura de todos los objetos, sentimientos y relaciones que abarca. Con una fuerte base autobiográfica, Juan Manuel Candal -camarógrafo, editor y novelista- construye una fábula moral en tiempos cuyo lema singular, único, excluyente, parece ser la obligación del placer, el imperativo de la perversión. Sin grandes apuestas formales, sin experimentación visible, entre la búsqueda antropológica y el reportaje, anclada en innegable información de primera mano, Mundo porno ofrece una anécdota simple. Con pobre talento para la siempre enrarecida semi-industria local del cine, sin el tesón necesario para abrirse camino en el mundo laboral porteño, un joven y disperso estudiante cae en la trama del porno local.