La inmersión en la vasta obra fotográfica de Paz Errázuriz (Santiago, 1944) apela continuamente al contexto político y social de Chile. Ya desde los años setenta, tras el golpe de estado de Pinochet y el establecimiento brutal de la dictadura, su mirada buscó en las calles las respuestas al ensordecedor silencio. Y las encontró a lo largo de los años en los rostros captados en blanco y negro de muchos individuos que no encajaban con las normas de comportamiento tradicionales. La mirada de esta artista destaca sobremanera por adentrarse en los recovecos más incómodos de la cotidianidad chilena, produciendo una micropolítica de la imagen en la que asoman un sinfín de sujetos cuya experiencia vital, desplazada de la centralidad mayoritaria, interroga al espectador rompiendo sus esquemas.