En el trágico otoño de 1936, diversos grupos de esquiadores, montañeros y excursionistas, consideraron que debido a sus conocimientos y especial preparación física, donde podían servir mejor a su patria, era en las altas cumbres que limitan Madrid por el noroeste. Para ello, se agruparon en las compañías que con el tiempo darían lugar al denominado Batallón Alpino del Guadarrama, unidad militar que permaneció durante tres inviernos y dos veranos, de forma casi permanente en esas montañas. Su historia, y la de los hombres que formaron ese batallón, permanecerán ya unidos de forma indisoluble a la Sierra de Guadarrama.