Una vez removida la nívea nieve no encontrará uno una cristalina losa en que ver su rostro reflejado, sino un totum revolutum de anonimatos, egos desmembrados, una pasmosa ausencia de nombres propios o, por decirlo con palabras de "Hiperstición", una inquietante inexistencia de irrupciones edípicas. De esta manera, el presente volumen se aproxima tanto al escrutinio filosófico de vanguardia como a la experiencia religiosa.