En diciembre de 1937, en lo que entonces era la capital de China, estalló una de las masacres más brutales que se recuerdan en tiempos de guerra. El ejército japonés entró en la antigua ciudad de Nankíng (Nanjing) y en pocas semanas no sólo saquearon e incendiaron la ciudad indefensa, sino que sistemáticamente violaron, torturaron y asesinaron a más de 300.000 civiles chinos. Sorprendentemente, la historia de esta atrocidad, una de los peores en la historia del humanidad, sigue siendo negada por el Gobierno japones. En extensas entrevistas con supervivientes y documentos desclasificados en cuatro idiomas diferentes (muchos de ellos nunca antes publicados), Iris Chang, cuyos propios abuelos escaparon de la masacre, ha escrito la que seguramente será la historia definitiva.