Polly Adler emigró a los Estados Unidos desde Rusia siendo casi una niña. Cuando llegó al ´país de las oportunidades´ no todo fue un camino de rosas para esta emigrante judía que se hizo una mujer tras pasar por numerosas vicisitudes. Fueron estas circunstancias las que elevaron su nivel de autoexigencia a la hora de buscar se la vida en el mundo de la diversión y el placer hasta convertirse en la "madame" más importante de Nueva York, lo que le llevó a vivir un vida diferente a la que soñó en un principio, y sobre todo, a compartir y convivir con los personajes más destacados e influyentes de la época que la consideraron su confidente y su mejor aliada.