No hay muchos libros en castellano, que dirigidos a adolescentes, planteen el compromiso político como algo que les puede implicar. Y en este caso se hace sin recurrir ni a la ciencia ficción ni a soluciones falsas: los jóvenes no rescatan a nadie de la esclavitud, ni salvan el Amazonas, ni resuelven la pobreza en un barrio. Aquí se aborda un encierro, que fue real, en un instituto de Santiago de Chile para reclamar una educación pública de calidad. Unos cuantos jóvenes que se sienten concernidos, por muy diversos motivos, deciden unirse a las protestas del país y ocupan su centro escolar. El diario, escrito por uno de sus protagonistas, de lo que ocurre durante esos días es lo que leemos en este libro, unido a otra línea narrativa que se conoce a través de las ilustraciones, que terminarán confluyendo al final del relato y del encierro. El resultado es un libro que respira verdad literaria: diálogos ricos, escenarios bien construidos, personajes complejos de los que no llegamos a saber todo lo que son, potentes imágenes que aportan mucha información al texto. Un libro que habla de los múltiples intereses de los jóvenes sin etiquetarlos, del amor, la amistad y de las generaciones que también, antes que ellos, se comprometieron en la lucha política y trazaron un camino.
