Jorge quiere dejarse el pelo largo como la princesa de su cuento favorito. A la abuela no le gusta, pero en clase les encanta. Al principio le tapa los ojos, luego le llega a los hombros, más tarde a la cintura hasta que un día le alcanza las rodillas. Jorge no sabe si cortárselo, pero una cosa estará clara: haga lo que haga, habrá seguido su propio camino.