La familia Harvey vive en un pueblecito no lejos de Londres justo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El padre es un escritor de novelas policíacas de éxito y se pasa el día encerrado en lo que insiste en llamar su «vestidor». La madre tiene el hobby de pintar y hay órdenes tajantes de no alterarla en ninguna circunstancia. De sus cinco hijas, que nunca han ido a la escuela y se han educado con diversas institutrices, como si vivieran en el siglo xix, solo una se ha casado y vive en Londres. Las otras cuatro siguen viviendo en un mundo excéntrico y aislado, que a veces parece idílico y otras preocupante.