Los periodistas no son los enemigos. Pero pueden llegar a parecerlo en caso de crisis. Y más, en un centro educativo. Los directivos del colegio, escuela, instituto, academia o universidad tratarán de resolverla con el mínimo ruido posible. La imagen del centro, su propia supervivencia - y puede que la nuestra -, está en juego. Y para eso los periodistas son un gran inconveniente. Pero, ¿por qué no transformar a esos molestos e incordiantes reporteros en los mejores aliados que jamás soñáramos para demostrarle al mundo que bien preparados estamos para resolver una crisis? No sólo esta crisis, sino cualquier otra en cualquier otro puesto de responsabilidad al que aspiremos. Pues la receta está aquí dentro.