De los tiempos turbulentos en los Países Bajos y sobre todo en Gante es la crónica que Marcus van Vaernewijck inició en el verano de 1566, cuando algunos predicadores calvinistas consiguieron reunir a centenares de personas para escuchar sus sermones al aire libre. Vaernewijck era un católico convencido, pero se esforzaba por entender y rebatir los argumentos de los calvinistas. Los tres primeros libros de su crónica reflejan el día a día de una ciudad importante de los Países Bajos vista por un observador bien informado. Comenta las decisiones de los gestores municipales para tomar el control de la situación, las ejecuciones judiciales, el flujo del precio de los granos en el mercado, las noticias internacionales. Cuando, en agosto de 1566, empieza un movimiento organizado de destrucción del interior de todas las iglesias, Vaernewijck documenta detalladamente todas las obras de arte que se han perdido y las pocas que han sobrevivido. Se da cuenta de que el rey de España no podrá dejar sin castigo tantos desmanes, como luego se averiguará. Esta crónica, por lo tanto, constituye un documento humano y una fuente histórica esencial para entender las relaciones entre España y los Países Bajos en la segunda mitad del siglo XVI.