Hoy sabemos que el corazón era la única víscera que los egipcios dejaban en el interior de las momias como centro necesario al cuerpo para la eternidad. Reflexiones que trascienden en los cincuenta poemas que contiene este libro. Un poemario que se estructura en cinco partes diferenciadas, cinco partes donde siempre y como nexo común, aparece el corazón como núcleo, como asidero y hombro contra las adversidades, pero también como asombro y puertas del conocimiento.