Esta obra prodigiosa representa también un cálido homenaje para la esencial labor de los traductores que, desde tiempo inmemorial, han ampliado el número y características de quienes pueden, gracias a ellos, conocer otras realidades, descripciones, imaginaciones, emociones, poemas, relatos..., que sin su intermediación permanecerían inasequibles. Este gran proyecto editorial ha conseguido reunir 150 traducciones de las que casi cincuenta se refieren a lenguas o variedades lingüísticas que traducen el Quijote por primera vez. El Quijote universal permitirá ampliar solidariamente el ámbito de influencia de esta obra simpar. Contribuirá a liberar, a responsabilizar, a educar, en suma. En el capítulo XXII, el llamado de «Los galeotes», que se titula «De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir», dice el Hidalgo de La Mancha: «Esa gente va de por fuerza y no de su voluntad». «Así es», contestó Sancho. «Pues desa manera aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables». Liberar, permitir el vuelo alto en el espacio inmenso del espíritu. Esta es la gran contribución de El Quijote universal. Siglo xxi en un momento crítico de la historia de la humanidad que se aproxima, por fin, a la inflexión histórica de la fuerza a la palabra. Federico Mayor Zaragoza