La imaginación ha sido objeto de reflexión por parte de los pensadores de todos los tiempos y culturas, enfrentada o emparejada con lo material. La revolución científica intentó destruirla y reducir el mundo a lo tangible, pero, como el autor defiende, sin ella es imposible concebir aquel. Sin imaginación la historia ni siquiera existiría. En cuanto al futuro, el destino del mundo dependerá de cómo seamos capaces de imaginarlo.