Esta obra demuestra que la lógica de la violencia en las guerras civiles tiene mucho menos que ver con emociones colectivas, ideologías, culturas o «avidez y agravio» de lo que realmente se creía.La manipulación de las organizaciones políticas por parte de los actores locales, que pretenden dañar a sus rivales, marca un proceso de privatización de la violencia política en mayor medida que la politización de la vida privada, tal como con más frecuencia se ha creído. Desde esta perspectiva, la violencia es un proceso que tiene lugar más a causa de la aversión humana que a causa de una predisposición hacia la violencia homicida, lo que explica la paradoja de la explosión de la violencia en contextos sociales que se caracterizaban por altos niveles de contacto interpersonal, intercambio y hasta confianza. De ahí que el comportamiento individual en la guerra civil hubiera de ser interpretado no tanto como una instancia de anomia social sino más bien como una manifestación perversa de abundante capital social.Mediante el establecimiento de una distinción entre guerra y violencia, este libro explora las causas y las dinámicas de la violencia en las guerras civiles.