Las obras que aquí se editan en su versión definitiva pasan por ser las que conforman el núcleo fundamental de la dramaturgia de Fernando Arrabal cuya dinámica apela a la experiencia total humana mediante la ceremonia y la ritualización de la imposible comunicación humana. Si «El cementerio de automóviles» retrata a unos seres condenados que habitan esqueletos metálicos, «El Arquitecto y el Emperador de Asiria» supone el enfrentamiento mítico entre dos prototipos de gran densidad simbólica.