Cuando la filosofía se convierta en un cúmulo de respuestas definitivas, entonces no tendrá sentido la tarea filosófica y mucho menos la «forma filosófica de existencia», que diría Husserl. La actitud crítica, connatural a la filosofía, ha de entenderse como una esencial actitud humana ante la realidad y ante los otros hombres marcada por el reconocimiento de la distancia insalvable, del desajuste inapelable entre nuestras capacidades de acceso al mundo y la inmensidad y riqueza de la realidad que se nos da. Una realidad que se nos da en su verdad más secreta y en una distancia siempre ajena a la inmediatez cortoplacista que hurta lo importante. Esta es la experiencia crítica que origina la filosofía. En este sentido, la distancia es, por qué no, una forma de resistencia. Crítica como distancia del pensamiento respecto de lo pensado, contingencia y precariedad de lo humano, y expectativa de un futuro distinto y de un mundo mejor están profundamente vinculados. Esta distancia radical entre lo que hay y aquello a lo que se aspira sitúa a la filosofía ante el abismo del pensar. Es, sin más, la mejor invitación a un pensar infatigable. José Manuel Chillón es profesor de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Valladolid.