San Ireneo de Lyon es considerado el primer gran teólogo de la Iglesia. La vida y la obra de este santo y mártir del siglo II son un fiel reflejo de su hondura teológica. Las enseñanzas doctrinales del «obispo universal» y doctor de la Iglesia conducirán al lector por un camino de unidad y entendimiento. Se trata de un teólogo de su tiempo, pero también de una figura actual por su empeño en transmitir el auténtico Evangelio de forma pacífica y conciliadora y por promulgar la universalidad de la Iglesia, su catolicidad y la fuerza unificadora de la verdad.