Uno de los mayores dones que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia en los últimos años es el hecho de que el pueblo de Dios ha redescubierto los salmos como genuina fuente de espiritualidad, fuente que en su tiempo ya fue para el propio Hijo de Dios en su relación amorosa con el Padre. En los salmos se complementa la luz del Evangelio sobre el hombre, ya que en ellos se describen todos los estados anímicos por los que pasa el discípulo: angustias, alegrías, persecuciones, intimidad extrema con Dios, la fuerza de Dios en la propia debilidad, etc. Este libro sobre los salmos, encabezados todos ellos con una breve monición catequética, es una respuesta al hambre y sed del pueblo de Dios. Incluye los cánticos y la distribución semanal tanto de los salmos como de los cánticos.