La esencia de la meditación, lo que le da vida, es la compasión. Sinesta base fundamental, las demás prácticas no tienen sentido.Afortunadamente, se puede entrenar la mente en la compasión,y la mente así entrenada, con cualidades como el amor, la empatía,la amabilidad y el respeto al prójimo, está dispuesta para la prácticade la Gran Perfección (Dzogchen). En este libro, Su Santidadel Dalai Lama nos enseña que no se puede separar la meditaciónintrospectiva de la compasión, y que mediante la práctica de laGran Perfección podemos acceder a nuestra conciencia íntima yvivir de una manera que la tenga en cuenta y la manifieste.