Los sermones de Adviento de san Buenaventura son «verdadera joya de una teología y espiritualidad de la esperanza» (J. Ratzinger). Entretejidos a partir de la Palabra de Dios, para predicar a todos y enseñar a predicar, nos ofrecen un precioso servicio a la vivencia del espíritu de la liturgia de Adviento: el tiempo que se abre a lo eterno en persona («¡Ven, Señor Jesús!»), la palabra a lo que acontece (caro factum est), lo aparente a la realidad del Amor que late en ella («el Señor está cerca»). Esta esperanza es el fundamento para el imperativo de la alegría («¡Estad alegres!»).