El protagonista del Libro de maravillas es un joven, llamado Félix, a quien su padre envía por el mundo llevando como tarea maravillarse y extrañarse de lo mal que funciona su entorno vital. En su caminar Félix observa y analiza todo el universo en diez libros o secciones: (1) Dios, (2) los ángeles, (3) el firmamento, (4) los cuatro elementos, (5) las plantas, (6) los metales, (7) los animales, (8) el ser humano, y su destino final: (9) el paraíso y/o (10) el infierno. Un orden de cosas que es copia de la idea del mundo como creación divina. Descripciones de objetos y narraciones de hechos se entremezclan con ejemplos, cuentos y episodios siempre en diálogo con algún sabio que le va resolviendo a Félix todas sus dudas y perplejidades con razones, enigmas y parábolas. Su peregrinar muestra el enorme contraste entre el perfecto y bello escenario en donde Dios puso al hombre y lo que el hombre destroza y hace mal en él. Mientras en las cosas creadas todo es orden y perfección, el ser humano, con su libre albedrío, haciendo lo que no debe hacer, pone todo patas arriba perturbando el orden perfecto de la creación. El Libro de maravillas es, pues, una exhortación al recto obrar humano en el trasfondo de la perfecta y ordenada creación divina. El hombre debería comportarse como el resto de las criaturas, pero solamente el ser humano -íoh maravilla!- es capaz de actuar en contra de ese orden. Entender que el hombre puede y tiene que seguir libremente el natural orden querido por Dios, es la base de toda moral humana que Llull pretende exponer en un bello y delicioso escenario.