2022: AÑO SARAMAGO El libro de relatos del Nobel portugués «Todo necesita tener un principio, incluso siendo ese principio aquel punto final que no se puede separar de él». Uno por uno, los cuentos de José Saramago prenden de modo irrevocable en la sensibilidad y la memoria del lector. En «Silla», una carcoma va royendo minuciosamente el asiento de Salazar hasta que cae la dictadura. «Embargo» nos cuenta la ocupación de un hombre por su automóvil, mientras la gasolina va acabándose y la muerte se cierne sobre ambos. En «Reflujo», un inmenso y único cementerio va absorbiendo todos los demás hasta la muerte del monarca. En «Cosas», Saramago imagina una ciudad sometida a una dictadura absoluta, donde la disidencia se concreta en la rebelión de los objetos. Un último ser fantástico, mitad hombre y mitad caballo, se esconde desde hace siglos en las sombras de «Centauro». Y «Desquite» es una brevísima parábola en la que un muchacho contempla la castración de un cerdo y se lanza a un río para cruzarlo a nado, mientras lo mira una rana, sabiendo que en la orilla de enfrente lo espera una chica desnuda. El propio Saramago acumula así todos los sabores literarios de Casi un objeto: «El dictador se cayó de una silla, los árabes dejaron de vender petróleo, el muerto es el mejor amigo del vivo, las cosas nunca son lo que parecen, cuando veas un centauro confía en tus ojos, si una rana se burla de ti, atraviesa el río. Todo son objetos. Casi». Todos son espléndidos. Sin casi. La crítica ha dicho: «Saramago vuelve comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía». Comité Nobel «Un hombre con una sensibilidad y una capacidad de ver y de entender que están muy por encima de lo que en general vemos y entendemos los comunes mortales». Héctor Abad Faciolince «Saramago es un ejemplo, un estilo dignísimo de vida y literatura, que demuestra la posibilidad de navegar a contracorriente [...]. Su palabra tiene el valor de un anticongelante, de un remedio personal contra los vendavales de cinismo que nos envuelven». Luis García Montero «Yo no sé, ni quiero saberlo, de dónde ha sacado Saramago ese diabólico tono narrativo, duro y piadoso a un tiempo, [...] que le permite contar tan cerca del corazón y a la vez tan cerca de la historia». Luis Landero «Saramago escribe novelas sobre los mitos para desmitificarlos, [...] siempre para abordar la realidad que le rodea, para tratar de los problemas actuales que son de todos, y para que todo quede claro desde el principio». Rafael Conte, Babelia «Como Günter Grass o Cees Nooteboom, Saramago aspira a enlazar con un público que desborde límites nacionales». El País