El joven poeta colombiano de finales del siglo XIX, José Asunción Silva, no solo describió lo nocturno, quizás como ninguno en la tradición literaria hispanoamericana, sino que tuvo la audacia de encarnarlo durante su breve vida desgarrada. A través de un viaje iniciático que lo lleva hasta Hungría y Transilvania, se convierte en uno de esos seres fantásticos que la tradición gótica vincula con la sed de sangre y vida: un vampiro capaz de succionar la sensualidad y la belleza. Esta condición, este germen virulento, atraviesa el Atlántico y llega con José Asunción al trópico;allí, en medio de esa naturaleza lujuriosa, prosperará hasta convertirse en un mal irrefrenable al mismo tiempo poético y carnal.