«En aquel tiempo, era muy grave no ir deprisa, porque todos corrian sin parar.» Viajando sobre un caracol que se arrastra poco a poco, completamente ajeno al ruido de los automóviles y de los aeroplanos, el protagonista de esta historia observa las pequeñas maravillas que ocurren a su alrededor y que son invisibles a los ojos de quienes viven con prisas.