Nada escapa a los sentidos de la autora en la mudable luz de la cotidianidad del paseo corto, pero vivido en profundidad, tantas veces caminado por la Cuenca Alta del Manzanares. Y su cuaderno de apuntes se llena de la floración de los narcisos, la canción del ruiseñor, la toponimia del paisaje, acotaciones a la historia local, los usos y oficios perdidos, el viento en los chopos, la personalidadúnica y universal del territorio, la danza del somormujo... De tanta belleza como se nos ha dado incluso a quienes todavía no saben mirar.