Este texto pretende ser crónica y aprendizaje de la historia más reciente de la Otra América Latina. Aquella historia que pueden relatar, y que construyen, los movimientos sociales de las últimas décadas: las mujeres y los hombres de las barriadas populares, de las favelas, de las periferias de las grandes y las pequeñas ciudades, de los campos y las selva, en suma, quienes siempre quedaron en los márgenes del sistema dominante. Hombres y mujeres anónimas, campesinado que sobrevive en valles, altiplanos o bosques tropicales. Piqueteros que exigen trabajo y condiciones dignas de vida, y madres con pañuelo blanco que demandan por sus hijas e hijos desaparecidos. Mujeres empoderadas que pugnan por sociedades despatriarcalizadas libres de las violencias machistas y equitativas. Mujeres y hombres afroamericanos e indígenas que exigen acabar con el racismo y ver no solo reconocidos sus derechos sino la real posibilidad de ejercerlos. Es así la historia de las grandes mayorías de esa Nuestra América que sigue pidiendo, demandando, empujando, exigiendo acabar con el colonialismo y con el modelo de dominación neolib