(...) Una amiga de Carmen María nos espera con un café. Me enciendo un cigarro y consumo otros tres más sin apenas tiempo para notar la falta de nicotina en mi cuerpo. Ellas me hablan de lo que fue Fabero, yo pienso en lo que fueron estas comarcas y me acojono. Y pienso en el sentido de contar todo esto, con qué derecho asumo esta historia. Escucho sus palabras. Y me invade la rabia. Y me invade la historia. Y me invaden las historias de tres mujeres. Me abren las puertas de sus casas. Enciendo la grabadora y comienzan a contar su historia. (...) [...] (...) Quizá el sentido más íntimo de esto sea llevar por apellido el nombre de un pueblo minero. Quizá esto no haya sido la historia oficial contada. Quizá algunas personas se hayan ofendido por lo vivido aquí. Quizá algunos políticos piensan que lo hicieron bien. Quizá algunos hoy nos miren desde allá arriba con una sonrisa. Quizá podamos pensar que esto no se ha terminado para siempre. Quizá nunca logremos olvidar la minería como ejemplo de la lucha de la clase obrera. (...)