Miguel no está interesado en el vino, al menos, no como negocio o forma de vida, pero resulta que ha heredado una finca con viñedo. Su idea es venderla, aunque algo sucede y la venta se demora. Este tiempo de espera lo pone en contacto con el entorno, con sus gentes y sus costumbres, pero, sobre todo, con Marta y consigo mismo. Así inicia un viaje inesperado que le permite recorrer Galicia y descubrir que el vino es mucho más que la bebida que disfruta en compañía de Suso o de Carlos, el enólogo que se empeña en guiarle por alguna calle de ida...