Con Jaque mate, la escritora peruana de vanguardia Rosa Arciniega (1903-1999) vuelve a sorprendernos con un texto de asombrosa actualidad: el pujante retrato y trayectoria vital de Enrique Vivaldi, un oscuro y ambicioso personaje de comienzos del siglo XX cuya sed de poder lo convierte en líder de los destinos de Europa, al modo de Musso¡lini o Hitler. Manejando las piezas de la política como si de una partida de ajedrez se tratara, consigue hacerse con el poder y controlar el destino inmediato de una sociedad que se encamina hacia una conflagración mundial que parece inevitable. Con una clarividencia extraordinaria, se adelanta en unos años, en un intento de conjurarlos, a los sucesos que conmoverán a Europa y al mundo: el ascenso meteórico de los fascismos, el III Reich y la Segunda Guerra Mundial. Todo ello con un estilo muy personal mezcla de agilidad narrativa, diálogos directos y digresión en torno a un tema, que los lectores ya conocen por las anteriores entregas, en las que se centraba en las grietas de la modernidad aquellas que esclavizaban al ciudadano común, al trabajador, al obrero, y que se pone de nuevo en Jaque mate al servicio de una causa, el desvelamiento de los entresijos del poder y su manejo de las masas. Rosa Arciniega, afincada en España desde 1928 hasta la Guerra Civil, se convirtió en esos años en «la chica de moda» en el ambiente literario que la acogió el star system de aquel tiempo, gracias sobre todo a su producción narrativa. Jaque mate es la cuarta de sus novelas que rescata la «Biblioteca Rosa Arciniega», tras los títulos de Mosko-Strom, Engranajes y Vidas de celuloide. «Rosa Arciniega es actualmente con Pío Baroja la novelista más auténtica que tienen las letras españolas y americanas». La Tierra, 1934 «No conozco otra narradora peruana de la primera mitad del siglo xx que requiera tanto como Rosa Arciniega ser rescatada, por la calidad de sus libros publicados». Ricardo González Vigil Rosa Arciniega nace en Cabana (Ancash, Perú) en 1903, trasladándose su familia enseguida a Lima, donde cursa sus estudios. Tras un viaje por Europa, llega junto a su marido a España hacia 1928, donde permanecería hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936. Pronto se incorporó al prolífico ambiente cultural del Madrid de esos años, editando varias novelas: Engranajes (1931), Jaque mate (1931), Mosko-Strom (1933), Vidas de celuloide. La novela de Hollywood (1934) y el volumen Pizarro (Biografía del conquistador del Perú) (1936);además de numerosos cuentos, un drama radiofónico y artículos de diversa índole en cabeceras españolas de primera fila. Conferencia en el Lyceum Club Femenino y en el Ateneo, y forma parte de la tertulia que Ortega y Gasset mantenía en torno a la Revista de Occidente. Ya fuera de España publica la colección de cuentos Playa de vidas (Manizales, 1940) y otras biografías de conquistadores. Su labor periodística continuó siendo intensa, colaborando en diversas publicaciones periódicas de las ciudades en las que residió: Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires, así como de otros lugares de todo el continente americano. Arciniega fue la primera mujer peruana acreditada como diplomática ante un gobierno extranjero, como Agregada cultural del Perú en Argentina. En 1986 su país la reconoció como escritora de prestigio internacional, concediéndole una «pensión de gracia». Murió en Buenos Aires en 1999.