Todo empezó el 13 de junio. Fue cuando tomaron la decisión de secuestrar a Patricia. No eran delincuentes ni terroristas, solo eran vividores incapaces de trabajar honradamente. El verdadero problema se plantea cuando llega el día de recoger el dinero exigido. Sabían que ese momento era el más peligroso y en el que la mayoría de secuestros fracasan. Su sistema lo consideran infalible, imaginativo y original. Lo que ignoraban era el embrollo en que se iban a meter. A los poderosos no les gusta que les hagan chantaje.