Los tres poetas de esta antología contribuyeron a crear eso que hoy conocemos como "tradición clásica", cuidándose siempre de no sonar demasiado "literarios", es decir, arcaizantes. Lo que late en sus versos es el pulso de la vida, todo el espectro de sus pasiones renovadas. Durante siglos, los lectores han descubierto en ellos el lenguaje del amor y del odio, de la adoración y del vituperio, según una antigua clasificación que proponía dos categorías opuestas, separadas por una sola letra: entre mel y fel, lo dulce y amargo, la elegía o la diatriba muchas veces no hay más que un paso.Aunque esta tradición se asocie hoy a la enseñanza memorística o erudita, y haya sido víctima de perífrasis, censuras y lecturas académicas, las traducciones aquí recogidas buscan, en cambio, devolverla al terreno del que nunca debió haber salido: la poesía.