Domingo, 15 de agosto. Bajo un calor estival asfixiante y el periodo vacacional, el país se encuentra paralizado. En esas condiciones, sofocantes, acaba de producirse la desaparición de un bebé de apenas un año, que se encontraba al cuidado de su abuelo, un hombre extraño, huraño y solitario. Los padres de la criatura han acudido a una celebración familiar en el norte de España. El paraje en el que ha tenido lugar el accidente es una urbanización en los alrededores de la ciudad de Toledo. La ciudadanía, entre indignada y morbosa, de inmediato, se echa a la calle y se hace parte integrante de la atmósfera reinante. Los escasos efectivos disponibles inician la búsqueda. La obstinación de los personajes es el hilo conductor del relato, sobre el que sobrevuela el fatalismo del once de septiembre. Un texto muy directo, en el que las descripciones de los lugares tienen un papel esencial y, sobre todo, las diferentes perspectivas.