La Insurrección de Dublín es un diario que refleja, en primera persona, cómo se vivió el Alzamiento de Pascua de abril de 1916 en la capital irlandesa, antecedente directo de la independencia del país respecto al Reino Unido. Hoy, más de cien años después, en un mundo dónde las naciones sin estado propio siguen ocupando las portadas de los periódicos, parece interesante, y casi necesario, revisar cómo se sucedieron los hechos en un mundo sin redes sociales. Stephens relata como durante la insurrección, la mayor parte de los dublineses en el centro de la ciudad quedaron sumidos en un total desconocimiento de lo que realmente sucedía. Declarado el estado de sitio, sin periódicos, sin medios de comunicación, la gente quedo librada a sus propios recursos para conseguir el más mínimo dato que le permitiera interpretar el caos que la rodeaba. La barbarie es mayormente la ausencia de noticias, observa Stephens al quinto día. La noticia es reemplazada por el rumor. Éste diario documenta, especialmente, no tanto lo que pasa, sino lo que se dice que está pasando. Nada está escrito. Aunque los acontecimientos de Dubl