El aprendizaje de un instrumento musical es uno de los mayores legados que un joven (o adulto) puede atesorar. La música permite canalizar las emociones, desarrollar la creatividad del individuo e incentivar, en suma, la paz interior y la felicidad del individuo. Pero ese aprendizaje debe ser gradual, ameno y lúdico, y no estar sometido a planteamientos rígidos y escasamente atractivos. A ese propósito sirve el presente cancionero preparado por Federico Abad, autor de libros esenciales en el ámbito de la divulgación como ¿Do Re Qué? o Música fácil. Las melodías contenidas en esta obra permitirán al intérprete todavía no avezado desarrollar de un modo natural y sin excesivo esfuerzo la técnica que precisa, y mejorar de manera notable la calidad de su ejecución. Al mismo tiempo, supondrá un placer para él descubrir ùo redescubrirù piezas de enorme belleza, que forman ya parte de nuestro acervo cultural y sentimental.