El japonés tiene fama de ser un idioma ambiguo, y puede que sea cierto, pero también llega a ser muy preciso. Con este libro no pretendo recopilar palabras que se refieran a costumbres propias de la cultura japonesa y que, como son intraducibles, todos hemos adoptado (kimono, sushi, bonsái, geisha...), sino recoger palabras únicas que nos ilustran emociones, objetos y sucesos que todos hemos experimentado pero que hasta ahora no sabíamos cómo llamarlos. Quizás si conociéramos todos los idiomas, nos conoceríamos mejor a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.