A lo largo de los 15 capítulos que componen el diálogo Sobre la serenidad, en el que conversa con su amigo Sereno, Séneca nos explica las razones por las que, incluso cuando las cosas nos van moderadamente bien, anida en nosotros un persistente malestar. La inquietud procede por lo general de que no acomodamos bien los deseos a lo que es razonable esperar que podamos conseguir, y nos pasamos la vida como fuera de sí, esperando personas o bienes que no terminan de llegar y que, cuando lo hacen, no suelen satisfacer nuestras expectativas. La serenidad la entiende Séneca como una cierta concordia con la naturaleza y con la vida social y política, como una reconciliación que tiene que empezar siempre por nosotros mismos.