A medio camino entre la narración, la poesía y el ensayo, La danza de la muerte no pretende sino retomar esa idea de la «Danza macabra» para, desde ella, reflexionar acerca de esos modos y maneras de llevar a la escena el último baile. Miguel Ángel Ortiz Albero escribe cerca de una literatura mixta o mestiza, de una literatura en la que los límites se confunden y la realidad puede «bailar» en la frontera con lo ficticio.