Sonja Åkesson (1926-1977) fue pionera en la incorporación a la poesía de las experiencias cotidianas y personales, se la considera como la poeta del modelo sueco, o, mejor dicho, de su revés oculto. A ese modelo que se pretendía impoluto, higiénico y estéril como un hospital, la poesía de Åkesson incorporó gente de carne y hueso que llevaba vidas difíciles, personas cuya existencia no se podía soslayar por eficaces que fuesen los estudios de productividad y tiempo. Metió realidad y miseria en los elegantes salones de la poesía.