Tradicionalmente se considera el golpe de Estado del 23-F como una operación limitada a un grupo muy reducido de militares de extrema derecha, encabezados por el teniente general Jaime Milans del Bosch, el general de división Alfonso Armada y el teniente coronel Antonio Tejero, y de la que tenían conocimiento personalidades civiles vinculadas con el franquismo ortodoxo. Por el contrario, la inmensa mayoría de las Fuerzas Armadas, así como todos los partidos políticos del arco parlamentario y el jefe del Estado, serían ajenos a la operación involucionista y se opondrían a ella desde el primer momento. Roberto Muñoz Bolaños demuestra en este estudio —que ha sido tesis doctoral defendida en la UAM con máxima calificación— que esta versión del golpe, considerada la oficial, no se ajusta a la realidad.