Sobrecogedor alfabeto de la desolación, de las letras ordenadas de Duermevela nacen frases poéticas que recuerdan los aforismos de Lichtenberg y La Rochefoucauld, la antipoesía de Nicanor Parra o la poesía hermética la Giuseppe Ungaretti: confidencias de las ilusiones desmanteladas por el paso del tiempo que, al encadenarse, logran un discontinuo conjunto de inesperado sentido y coherencia.