Emilia Llanos Medina (1885-1967) y Federico Garc¡a Lorca (1898-1936) se conocieron en 1918. Siguieron paseos por la Alhambra y los jardines del Generalife, comentarios de lecturas compartidas, poemasprimeros de Federico confiados a Emilia. Para ella era una relación amorosa, la de un poeta en su primer amor , que empezó a cambiar cuando Lorca marchó a la Residencia de Estudiantes. El alejamientodio paso a una relación epistolar que transparenta entre sus l¡neas un confuso sentimiento de algo más que de amistad, no pod¡a ir más allá y as¡ fue como Emilia Llanos se convirtió en la mejor amigagranadina de Federico, y su piso de Plaza Nueva en refugio seguro para la conversación literaria y para las confidencias. Lorca le dedicó con mucho cariño libros y dibujos, siguió visitándola siempreque volv¡a a Granada, le presentó a sus amigos. Los años de relaciones -cambiantes- con Federico fueron recreados por la propia Emilia Llanos en los Suspiros del pasado, redactados en 1955, que se ofrecen ¡ntegros por primera vez en este libro. A través de ellos se comprende el amor que sintió Emilia por