Miguel López de Legazpi, el guipuzcoano universal, desde Manila, ciudad que fundó en 1570, nos narra su infancia en Zumárraga, sus estudios de leyes en Alcalá de Henares, la Complutum romana, y su traslado a la Nueva España, donde fue Escribano Mayor y alcalde de la Ciudad de Méjico antes de iniciar la aventura que iba a inmortalizarlo: la conquista de las Islas Filipinas al lado de su primo Andrés de Urdaneta, partiendo de Méjico en naves construidas en atarazanas mejicanas, tripuladas por españoles y aztecas, es decir novo-hispanos, bajo el patrocinio de Felipe II. Pocos saben que, en la conquista y evangelización de Filipinas, Méjico tuvo mucho que ver.