De los habitantes de aquel hermoso país, solo conservo memoria de las cinco o seis personas cuya obsequiosa acogida y afectuoso trato recordaré siempre como una compensación y un favor de la fortuna. Si no las he mencionado es porque no me considero a tanta altura para honrarlas e ilustrarlas con mi reconocimiento, pero estoy seguro (y creo haberlo dicho en el curso de mi narración) de que guardarán de mí un recuerdo cariñoso que les impedirá creerse comprendidas en mis irreverentes burlas y dudar de mi estimación y afecto.