«No se mira en el espejo. Rara vez sonríe, no se ríe, no llora. Nunca afirma: esto es mío, sólo pregunta a veces: ¿esto es para mí Rara vez dice yo e ignora el tú. No pronuncia mi nombre. No obstante, cuando me veo por casualidad en un espejo, la sorpresa de descubrir sus ojos en mis ojos me obliga a suponer un parentesco de nuestras vidas secretas, a imaginar en él una historia que habrá proseguido en otro lugar y de la cual, como investigadora incompetente, impaciente y desconsolada, busco descifrar los mensajes demasiado escasos». La filósofa y ensayista Elisabeth de Fontenay nos ofrece un texto intimista y deslumbrante dedicado a su hermano menor, autista. Este libro conmovedor invita a la reflexión sobre las aptitudes diferentes a través de una narración que supera lo autobiográfico y nos sitúa en el terreno ontológico: ¿en dónde estoy yo y en dónde el dolor de los otros