Con Manuel Azaña no hemos tenido suerte. Muchas aproximaciones a su figura están lastradas por una admiración acrítica o un odio cerval, el que concitó un hombre que, a la manera de San Sebastián, no dejó de recibir innumerables flechazos a lo largo de toda su vida pública. Este es un libro de batalla, publicado a comienzos de 1936 con motivo de las elecciones generales. Recoge tres grandes discursos pronunciados por el autor en concentraciones multitudinarias que tuvieron lugar en Valencia, Baracaldo y Madrid. Frente a estas interpretaciones sesgadas, nada mejor que acudir a las fuentes para encontrar, en Discursos en campo abierto, el auténtico palpitar del estadista y del ser humano. Francisco Martínez Hoyos Doctor en Historia