A mediados del siglo XII, mientras los reinos cristianos reunidos bajo una misma corona se disgregan en cinco reinos diferentes y se enfrentan entre sí por miopes aspiraciones territoriales, una nueva fuerza surgida del norte de Africa, los almohades, invade Al-Andalus con el objeto de unificar los reinos de taifas musulmanes y conquistar de nuevo toda la Península. Pero los reyes de Castilla y Aragón, Alfonso VIII y Pedro II, conseguirán pararle los pies al califa agareno en las estribaciones de Despeñaperros salvando la civilización cristiana.