Diez años después de la publicación de "El niño que bebió agua de brújula", poemario convertido en libro de culto, Julio Mas Alcaraz presenta a Lorea y Lucía, nieta y abuela, separadas por un tiempo inaccesible. Los poemas de Lucía son un retrato descarnado y estremecedor de una mujer ante el drama desolador de la guerra. Los de Lorea visitan en tiempo presente los lugares donde estuvo su abuela y descubren una salida al pasado a través de la memoria, de la naturaleza herida por el ser humano y de la búsqueda de la identidad común en las huellas de lo amado.