El Quijote es un libro y una ruta, un viaje y un camino, una lección y una bendita locura. Sus protagonistas están imbuidos de un heroísmo, un arrojo y un trastorno impropios de este mundo. Todo eso los agiganta. El territorio de este maravilloso desquiciamiento es La Mancha, una geografía labriega y horizontal, poética y silenciosa, moteada de plazas mayores, molinos de viento, ventas, lagunas y cuevas donde cualquier aventura, por novelesca que resulte, es posible. En La Mancha el Quijote no se acaba nunca.